
01 May Día de las y los trabajadores: reflexiones entorno a “los colaboradores y emprendedores(as)”
Por: Amire Romina Ortiz Arica.
El 1 de mayo se conmemora el día internacional del trabajo y es un día vital y relevante para valorar la fuerza laboral que mueve y sostiene a esta sociedad, la misma fuerza humana que suele ser invisibilizada y explotada sin el justo reconocimiento en un modelo económico extractivista y abusador de derechos humanos.
Cuando hablamos de trabajo, hablamos de todas las implicancias que esta valiosa palabra conlleva y que se asocia a luchas históricas que datan desde la abolición de la esclavitud, como muchas otras acciones de resistencia y rebeldía que reconoce que la dignidad y demás derechos fundamentales deben ser vistos de manera integradora con la acción laboral. Por lo que, hablar de trabajo es hablar de salario, beneficios sociales, el derecho a un seguro de salud, pensión de jubilación, vacaciones, horario laboral y muchos otros aspectos que son propios de la condición del trabajador y trabajadora.
Por eso mismo, cuando en el marco de las tendencias comunicacionales actuales – que no son para nada genuinas – escuchamos o leemos la palabra colaboradores debemos prestar especial atención sobre lo que hay detrás. Vivimos en un contexto social en donde se pretenden reducir el reconocimiento y garantía de diversos derechos fundamentales, en donde se respalda el enriquecimiento ilícito, el abuso de poder, la afectación al medioambiente y la opresión a la clase trabajadora, que por cierto cree que es clase media. Frente a esto es vital la enunciación, las personas con su fuerza laboral que sostiene la economía no “ayudan”, no “colaboran”, no “apoyan”, las personas TRABAJAN y eso no puede invisibilizarse bajo ninguna causal. El lenguaje importa.
Pero adicionalmente a eso es importante reflexionar sobre la realidad social peruana, en donde la condición de trabajador y trabajadora se le asigna a un sector reducido de la población. Nuestra sociedad se sostiene en una economía informal, vivimos en el ámbito del “emprendimiento” bajo un discurso que nos pretende hacer creer que eres tu propio/a jefe/a y eres empresario/a, cuando en realidad es un nuevo mecanismo de este modelo socioeconómico que ha advertido que ni siquiera es necesario sostener un vínculo laboral para explotar a las personas, y que pueden tener “trabajadores” sobre los cuales no tienen ningún tipo de deber y que les genera una plusvalía gozosa.
En este contexto, son las mujeres quienes lideran el mercado de las MYPES en el país, de hecho, según el Ministerio de la Producción – PRODUCE, más del 52% de los emprendimientos están liderados por mujeres, lo cual podría generar una idea “esperanzadora”, pero no es más que un reflejo de que a las mujeres el sistema laboral formal les ha sido esquivo siempre y han buscado mecanismos de sobrevivencia.
Para las mujeres existen menos oportunidades de empleo, las remuneraciones son precarias y menores a las de sus pares hombres, existen barreras para acceder a la educación, capacitaciones y demás procesos de crecimiento profesional, tomando en consideración, además, la división sexual del trabajo, que les genera una carga adicional asociada a la labor de cuidados y crianza. Muchas mujeres han visto incompatible el desempeño laboral con el trabajo no remunerado del hogar, y precisamente en ese contexto en el que no existen intenciones de promover políticas públicas con enfoque de género, surge el emprendimiento como una salida.
No obstante, el ser tu propia jefa en este contexto nacional es sostener una economía de la incertidumbre, es no tener un seguro de salud, es no tener beneficios sociales, es vivir el momento sin prever una pensión de jubilación, es no tener vacaciones es, además, enfrentar los contextos de inseguridad que, aunado a todos los problemas de desigualdad estructural existentes, limitan y obstaculizan el derecho de vivir en paz.
Por otro lado, para los sectores formales la situación también es adversa y aunque de manera clara no se equipara a las desigualdades y violencias que atraviesan las mujeres del sector informal es importante advertir esta situación, pues si las mujeres no ocupamos merecidamente los espacios de poder y de toma de decisiones, ¿cómo vamos a ser parte de los cambios estructurales que como sociedad nos merecemos?
Las mujeres podemos trabajar sin necesidad de autorización, pero sabemos perfectamente que la violencia existe y se lleva vidas consigo, actualmente podemos acceder a diversos puestos laborales pero es sabido que la meritocracia es una ilusión tan igual como el derecho a la igualdad efectiva en el país, hay logros respecto al reconocimiento de licencias de maternidad, pero sabemos perfectamente que el sistema es cruel con las mujeres que trabajan y maternan, de hecho quienes avanzan en el camino gracias al apoyo de sus madres, de sus vecinas, de sus
porque el sistema patriarcal sigue sin internalizar la importancia de la crianza como responsabilidad social colectiva.
Hemos logrado la ley de igualdad salarial, pero la misma no se ejecuta, considerando además que los estereotipos y prejuicios siempre pesan cuando se trata de reconocer la fuerza laboral y el justo reconocimiento para nosotras.
El modelo social quiere ejecutores, quiere “colaboradores” de una dinámica que busca reducir aquello que contiene nuestra esencia como seres humanos que es nuestra capacidad librepensante. Quiere emprendedoras que hagan transmisiones por redes, que vendan lo que el empresariado produce, que promuevan el consumismo y que no impliquen un gasto adicional en absoluto.
¿Pero qué queremos nosotras como clase trabajadora? ¿Acaso no queremos una vida digna, con un trabajo que sea compatible con nuestros sueños?, pero ¿qué hacemos al respecto? Que nuestras ansias por vivir la vida que queremos y nos merecemos sostenidas en el disfrute de la cosecha de nuestra fuerza laboral comprendan que ser ciudadanas comprometidas con el devenir social permitirá frenar a quienes buscan que los derechos se perpetúen como privilegios de pocos.
FELIZ DÍA DE LA TRABAJADORA Y TRABAJADOR
Nota de pide de página:
* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), con maestría en estudios de género por la misma casa de estudios, con segunda especialidad en protección al consumidor, con énfasis en el sector financiero y previsional, estudios en gestión pública y género, experiencia en la construcción de políticas médico-legales para el sistema evaluador de la invalidez en el Perú. Creyente de la participación ciudadana como mecanismo de defensa de la democracia, promotora de incidencia social y política, activista por los derechos humanos. Fundadora y Directora General de Acción por Igualdad.