La Ley 31945: El camino hacia la prohibición de matrimonios infantiles en Perú.

*Por: Lucía Ortiz Morales.

La Ley 31945 en Perú, que prohíbe el matrimonio infantil, no solo representa un avance crucial a nivel nacional, sino que también se inserta en el contexto global de una problemática persistente. A pesar de una disminución en la frecuencia del matrimonio infantil a nivel mundial, la cifra de más de 100 millones de niñas que esperan para casarse antes de los 18 años en la próxima década es alarmante. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado esta situación, aumentando el riesgo para otras 10 millones de niñas.

En este panorama, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas establecen metas para poner fin al matrimonio infantil para el año 2030 (Objetivo 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas…»Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio, el matrimonio infantil y forzado y la mutilación genital femenina.»).

Sin embargo, esta lucha implica desafíos complejos, como lo evidencia la experiencia de comunidades como la de María Fernanda Chen, de 14 años, en Guatemala. Ella destaca barreras como los embarazos precoces, la barrera del idioma para los pueblos indígenas y la restricción del acceso a la educación para las mujeres.

El matrimonio infantil, arraigado en desigualdades de género, afecta desproporcionadamente a las niñas en todo el mundo. A nivel global, la tasa de matrimonio infantil en niños varones es significativamente menor que en niñas. Este fenómeno no solo priva a las niñas de su infancia, sino que también pone en peligro su vida y salud, aumentando el riesgo de violencia doméstica y reduciendo sus oportunidades educativas.

Las consecuencias a largo plazo del matrimonio infantil no solo afectan a las niñas involucradas, sino que repercuten en la capacidad de un país para proporcionar servicios de salud y educativos de calidad. Las niñas casadas a menudo enfrentan embarazos durante la adolescencia, lo que eleva los riesgos para su salud y la de sus hijos e hijas. Además, esta práctica puede aislarlas socialmente y limitar su participación en la comunidad, afectando gravemente su bienestar físico y psicológico.

La solución a este problema global requiere la identificación y abordaje de los factores que lo perpetúan. La pobreza, la falta de oportunidades educativas y el acceso limitado a la asistencia sanitaria son elementos comunes que contribuyen a esta práctica. Las normas y estereotipos de género, así como los riesgos socioeconómicos asociados al embarazo fuera del matrimonio también juegan un papel crucial en sustentar esta realidad.

A nivel internacional, organizaciones como UNICEF han lanzado programas para acelerar medidas destinadas a poner fin al matrimonio infantil, empoderando a las jóvenes y abordando los factores sistémicos que perpetúan esta violación de los derechos humanos. Estos esfuerzos, que han llegado a millones de adolescentes, refuerzan la importancia de un enfoque colaborativo y global para erradicar el matrimonio infantil y garantizar un futuro más equitativo y justo para las niñas en todo el mundo. La Ley 31945 en Perú, en este contexto, se convierte en un faro de esperanza y un ejemplo para otras naciones en la lucha contra esta práctica nociva.

 

*Abogada por la Universidad nacional San Luis Gonzaga de Ica, magistranda en Derechos Humanos en la PUCP, Abogada de violencia contra la mujer y violencia familiar, Asesora Legal del proyecto “Acción Verde”de la organización ciudadana “Accion por Igualdad”, con experiencia de atención de casos de violencia de género, ha elaborado diferentes artículos de opinión sobre derechos sexuales y reproductivos.

**Foto: La República



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