01 Abr “Reconociéndome como persona a través de lo impensado”
*Por Fátima Gutierrez Higa.
Los polémicos derechos sexuales y derechos reproductivos (DSDR) son parte nuestra, pues reconoce nuestra autonomía e integridad sobre nuestro cuerpo, siendo cada una de nosotras responsables de conocerlo. Sin embargo, en nuestro país, no son tomados en cuenta, pues se han visto vulnerados por vacíos y malinterpretaciones de nuestra
Constitución Política por parte de algunas agrupaciones, las cuales ignoran que estos derechos se encuentran ligados a acuerdos y convenios internacionales. Es por ello que, en el siguiente artículo se conocerá la importancia de los derechos sexuales y derechos reproductivos tomando en cuenta lo aprendido en la Escuela Legal Verde de Acción por
Igualdad, y las y los especialistas que han trabajado junto a esta organización.
En primer lugar, para conocer la importancia de estos derechos, debemos de reconocerlos. En el caso de los derechos sexuales se distingue que todas las personas tienen control sobre su sexualidad; ello está relacionado con la manera en la que la ejerce (libre, sin violencia, sin discriminación ni estereotipos), y contando con información necesaria para lograr una vivencia libre de enfermedades. Mientras que, en el caso de los derechos reproductivos se menciona a la libertad que ejerce la persona sobre su reproducción, tomando en cuenta la cantidad de hijos que desee tener, el acceso a servicios de salud de calidad para evitar daños en las funciones sexuales y reproductivas; como también se
visualiza el derecho a interrumpir el embarazo de manera segura.
A consecuencia de lo citado, debemos de considerar que estos derechos no solamente abarcan lo legal, como estar sujeto a nuestra Constitución Política (Art. 6: paternidad y maternidad responsable; Ley General de Salud – art. 6 y 7; Ley de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres (Ley 28983); entre otros) y acuerdos internacionales (Programa de Acción de la V Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (ICPD) Cairo, 1994; Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing) 1995; entre otros); sino que, también, están aliados con el ámbito salud. Ello se debe a que, sin el personal de salud, no podemos ejercer, en parte, los DSDR, pues necesitamos atención médica de calidad evitando el agravio de nuestro estado físico y mental. Por esta razón, se requiere que el equipo humano que integra nuestro sistema de salud se encuentre capacitado para que se logre ejercer de manera oportuna estos derechos.
En segundo sitio, ahora que tenemos conocimientos sobre los DSDR y a lo que están asociados, podemos hacer referencia a las dificultades que han tenido alrededor del tiempo. Nuestro país es conservador, por lo que muchas agrupaciones religiosas y padres intransigentes han estado en contra del ejercicio de estos derechos, alegando que seestaría alentando a la promiscuidad, al poco cuidado del cuerpo y a la práctica de actividades sexuales en menores de edad. No obstante, esto es errado. Los derechos sexuales y derechos reproductivos nos ayudan a conocernos, a conocer nuestros límites, nuestro cuerpo. No solamente se basan en la actividad sexual; por el contrario, te enseña a
cuidarte, a evitar la exposición a relaciones de riesgo, te otorga conciencia acerca de la planificación familiar y muchos otros conocimientos que aportan en nuestra vida. Por consiguiente, podemos rechazar cualquier tipo de creencias que se encuentran en contra del ejercicio de estos derechos.
Finalmente, teniendo en cuenta lo mencionado en este artículo, es evidente que los DSDR son fundamentales para nosotras, siendo niñas, adolescentes o adultas. Nuestra libertad como ser sintiente está alineada a ellos, nuestra identidad y decisiones dependen de ellos. Debemos de luchar para ganar su reconocimiento porque no solamente beneficia a algunas personas, nos beneficia a todas. Merecemos educación de calidad en cuanto a derechos
sexuales y derechos reproductivos, puesto que, mientras más conocimientos obtengamos, vamos a poder reconocernos como personas con derechos.
* Estudiante de tercer año en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
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