11 May LA VOLUNTAD DEL ESTADO PERUANO ¿LA TENDRÁ?: LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL COMO PARTE DE LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS EN LAS Y LOS ADOLESCENTES
Por: Jessica R. Hernández Pompilla.
Se sabe que el enfoque de Derechos Humanos se fundamenta en el respeto a la dignidad de toda persona, entonces, bajo este enfoque el ser humano es la razón de ser de las diversas esferas de acción del Estado; por ende, se desprende que los derechos sexuales y reproductivos son derechos legítimos que tiene toda persona que incluye el derecho a vivir su sexualidad sin presiones o violencia, sin discriminación, acceder a información de cómo cuidarse. Así mismo, derecho a decidir si tener o no hijos, etc.
Por lo tanto, reconocer que los derechos sexuales y reproductivos se vulneran a vista y paciencia de todos y todas, no es descabellado, pese a que el Estado peruano ha suscrito una serie de convenios internacionales, como la Conferencia Mundial sobre la Población y Desarrollo en El Cairo en 1994, el cual recomienda en el capítulo XI (Población, Desarrollo y Educación), específicamente en el objetivo C, lo siguiente: “Incorporar en los programas de
estudios temas sobre población y el desarrollo sostenible, las cuestiones de salud; incluida la salud reproductiva, y la igualdad entre los sexos”.
Otro precedente importante es la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en la Plataforma de Beijing en 1995, donde el Perú suscribió los acuerdos, en los cuales se ratifica lo establecido en la Conferencia realizada en El Cairo. Un mensaje claro que se da en esta conferencia es que la falta de atención en los derechos reproductivos de la mujer limita sus oportunidades en la esfera laboral, política, educativa, económica, entre otras. Un ejemplo de ello es el riesgo que representa la ausencia de programas de educación sexual en el incremento de embarazos no
deseados.
Finalmente, la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la cual establece 6 recomendaciones a sus Estados firmantes, entre los cuales se encuentra el Perú y que, por ende, debe seguirlos.
Producto de tales acuerdos y/o convenios, el Estado peruano tiene su propia normativa, basta con mencionar la Ley de Igualdad de Oportunidades (LIO), la cual tiene por objetivo “establecer el marco normativo, institucional y de políticas públicas en los ámbitos nacional, regional y local, para garantizar a mujeres y hombres el ejercicio de sus derechos a la igualdad, dignidad, libre desarrollo, bienestar y autonomía, impidiendo la discriminación en todas las esferas de su vida pública y privada, propendiendo a la plena igualdad”. 1
Refrendar dichos convenios no está libre de obstáculos, tanto en el plano político, económico y sociocultural. Pendemos de la voluntad de un gobierno de turno, que, en la gran mayoría de casos, adopta un enfoque distinto a su predecesor, y así oscilamos con el devenir de los años entre avances y retrocesos, gobierno tras gobierno. Un aspecto que es uno de los ejes fundamentales para alcanzar el pleno reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos refiere a tener acceso a métodos anticonceptivos que vayan de la mano con una orientación profesional empática por parte del personal asignado en los centros de salud.
Si una mujer adulta en edad fértil tiene dificultades para tener acceso a métodos anticonceptivos y a una adecuada atención en salud sexual en los establecimientos de salud públicos del país, la situación de las y los adolescentes es preocupante.
Urge una educación sexual integral en las instituciones educativas públicas y privadas, considerando el enfoque de género de manera transversal, sin dejar de lado el enfoque intercultural en poblaciones originarias. Para las y los adolescentes, demandar servicio de salud sexual y reproductiva propicia discriminación, burla y maltrato en los centros de salud, ello es una de las causas por las que no acuden. Como maestra de educación secundaria, soy consciente que existe necesidad del estudiantado de conocer cuáles son sus derechos sexuales y reproductivos; es más, muchos de ellos ni siquiera saben que tienen dichos derechos como parte de los derechos humanos. De
igual forma, desconocen la normativa del Ministerio de Salud sobre el tema.
Recordemos que existen lineamientos aprobados por parte del MINEDU; así tenemos que el Currículo Nacional vigente desde el 2017 incorpora entre las competencias del estudiante de educación secundaria la capacidad de vivir su sexualidad de manera integral y responsable de acuerdo a su etapa de desarrollo y madurez. Incluye además la igualdad de género, aspecto que se vincula directamente con la educación sexual integral. Sin embargo, no se ha
implementado de manera oportuna y pertinente la educación sexual integral en las instituciones educativas; de modo que no se han asignado recursos para la capacitación; por lo cual, tenemos desafíos por cumplir.
Apostar por una educación sexual integral implica promover el pensamiento crítico de nuestros adolescentes sobre su sexualidad; repensar nuestras actitudes, a tal punto que abarca las relaciones interpersonales y no solo se limita al aspecto biológico. Sus objetivos pasan por reconocer nuestras emociones, el respeto entre pares, comprender los cambios físicos y psicológicos, conocer los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
Mientras tanto, determinado sector del establishment peruano seguirá manteniendo la errónea percepción que los derechos sexuales y reproductivos corresponden a la vida íntima de las personas y el Estado no tendría por qué asignarle presupuesto a ello, en otras palabras, no es importante.
Los embarazos no deseados, el contagio por infecciones de transmisión sexual, abortos en condiciones inseguras o muertes maternas se podrían evitar con un adecuado tratamiento multisectorial; es por ello que, tener acceso a anticonceptivos en los establecimientos de salud es crucial, sobre todo para aquellas que son más vulnerables, como nuestras adolescentes. 2
El Estado peruano debe tener claro que las personas necesitamos tener control de nuestra sexualidad, incluida la salud sexual; tener el poder de decidir lo que deseamos y no deseamos en nuestros cuerpos.
Notas de pie de página:
- Plan Nacional de Igualdad de Género 2012-2017/ pág.12
- Saludconlupa.org/ Susana Chávez. PROMSEX
*Docente por la Universidad Nacional de Piura en Ciencias Sociales y Educación-Esp. Lengua y Literatura. Con experiencia en enseñanza y acompañamiento en educación secundaria. Ha trabajado como capacitadora social en fortalecimiento de capacidades a pobladores mediante Núcleos Ejecutores. Participó como promotora social Intelta-Radio Cutivalú, y como voluntaria del CEM-PIURA (2005 – 2006).
**Fuente de la foto: https://medios.uner.edu.